Pensando en "Seres Extraterrestres".
Estamos cómodamente sentados
frente a nuestro escritorio, el computador encendido para estudiar o trabajar.
Ponemos música de fondo, creando así un ambiente agradable en nuestro hogar. En
la calle se siente el trajín típico, mucho ruido, por ende cerramos nuestra
ventana, sin antes – para los que nos gusta la astronomía o el tema de los
Ovnis-, mirar hacia el cielo nocturno. Nada nuevo entre las estrellas, salvo el
vuelo de un avión que irrumpe nuestro
espacio aéreo. Todo transcurre con “normalidad”. Leemos las noticias que
suceden al minuto, conversamos con nuestros familiares, amigos, en suma, nos
enteramos de todo o casi todo al minuto. A esas horas de la noche, se nos abre
el apetito y encendemos el horno microondas, hasta que de un momento a otro se
corta el suministro eléctrico, quedamos prácticamente a oscuras, desconectados
del mundo que nos rodea. El silencio invade cada rincón de nuestro entorno más
próximo, buscamos una linterna o simplemente una vela para guiarnos.
Hoy en día dependemos absolutamente
de la tecnología, aunque hay excepciones, de eso no nos cabe duda. Pero a las
personas que nos gusta observar el cielo de noche, es un relajo que nos suelen
dar esas interrupciones eléctricas, aun recuerdo cuando sucedían los atentados
en la década del ochenta en nuestro país, Chile, un periodo político álgido que
nos toco vivir para los que estamos en esta larga y angosta faja de tierra. En
una de esas noches, la luz eléctrica se fue por completo, es en esos instantes
que mi abuelito sale al patio y dice: “nos están invadiendo los marcianos”, en
clara forma de broma, obviamente. Al salir, quede extasiado observando como
miles de estrellas ocupaban cada rincón del cielo, debo acotar que – a esa edad
y por el momento que vivíamos -, me dio cierto miedo. Esas estrellas se podían
ver hasta el horizonte mismo, miles de ellas esparcidas como quien lanza un
poco de harina al suelo. Un frío recorrió mi cuerpo, estaba en frente de la
inmensidad del Universo. Me sentí pequeño.
Los años pasaron, del temor experimentado
en ese momento, pasó a generar una reflexión de cuando me detengo a mirar las
estrellas. Inmediatamente me traslado en el tiempo, tratando de entender como
se vivía en aquellas épocas antiguas. El hombre, sentado alumbrado por el fogón
o una pequeña vela, solo él y la magnitud de la noche estrellada, por siglos compañeros
inseparables. La mente viajaba elaborando preguntas cuyas respuestas se tardaban en llegar, quizás más bien nunca lleguen para darnos a conocer que,
talvez, no somos únicos en el vasto Universo. Esta interrogante, como muchas
otras, aún hoy en día es motivo de largas discusiones. En esta ocasión no me
voy a referir a los adelantos tecnológicos astronómicos, más que eso es el
poder introducirnos - en un breve resumen-, a lo que fue un tiempo en que no había distracciones, personas que vivían
el día a día, pero que fueron los puntales para sentar algunas bases de lo que es la ciencia actual. O también
para lo que es el reflexionar acerca de nuestro rol como humanidad ¿tendrán razón algunos pensadores o fuimos solo parte de un accidente?
para algunos es descabellado pensar así, pero creo que es necesaria una
especulación sana, por decirlo de cierta manera.
Grecia, una observación necesaria.
Para ello nos trasladaremos a la antigua Grecia, cuna de grandes pensadores que – de una u otra forma -, pudieron exponer sus ideas en torno a un tema que provocó cierto escozor en las escuelas de aquella época. Casi todos a estas alturas conocen a Nicolás Copérnico, gran astrónomo polaco, quien puso al Sol en su lugar ya que se creía que la Tierra era el centro del Universo. Si bien es cierto, ellos sentaron las bases para la astronomía, asimismo expusieron esa idea que a todos – de una u otra manera-, nos atañe enormemente, el de seres viviendo en algún punto del Universo. Para aquello es necesario recurrir al gran poeta romano y filósofo, Lucrecio (año 99 – 55 antes de nuestra era), en su “De Rerum Natura” (Sobre la naturaleza de las cosas), expone lo siguiente: “Nada en este universo es único en su genero y solitario en su nacimiento y crecimiento”. De esta forma, Lucrecio, exponía así esa idea de que quizás no seamos los únicos seres viviendo en esta galaxia.
Lucrecio.
La imaginación fluía a raudales por esas épocas,
claro que todo esto era el ir “contra la corriente” debido a los dogmas
imperantes. Basta recordar al monje Giordano Bruno, quien por decir que existían
seres viviendo fuera de nuestra Tierra, fue asesinado en la hoguera, una herejía
de proporciones intolerables para esos años del 1600. Pero no nos engañemos, ya
que “actualmente” algunas de las teorías en relación a la astronomía han sido
puestas por personas ligadas al catolicismo, es ahí que contamos a George Lemaître.
Este último fue un sacerdote belga, matemático y astrónomo quien expuso la
creación del Universo mediante el “Big Bang” (“La Gran Explosión”).
Giordano Bruno (1548 - 1600).
George Lemaître
(1894 - 1966).
No podemos dejar de lado a Plutarco,
historiador y filósofo moralista griego, en su obra “Facie In Orbe Lunae” (“Sobre
la cara visible de la Luna”), en ella habla sobre las condiciones para que
seres puedan vivir en nuestro satélite natural. Como vemos, la Luna no solo es un
motivo de poemas para enamorados. Podemos argumentar que durante esos tiempos
era todo un concepto romántico el de querer “poblar” cada rincón del cielo con
seres, de eso no hay discusión. Pero no podemos obviar que sentaron las bases
para lo que aún nos apasiona, es decir de seres extraterrestres que – quizás -,
estén viviendo a distancias enormes de nosotros.
“Ciencia ficción y extraterrestres”, algo más.
No cabe duda alguna que el género
literario de la ciencia ficción, ha producido una vorágine imparable de obras a
través de las décadas. Nuestra imaginación, llevada al papel, traía consigo una
gran cantidad de seres antropomorfos dispuestos a invadirnos sin la más mínima
advertencia. Interesante también resulta conocer a Cyrano de Bergerac, poeta francés
de mediados del 1600, para algunos pionero de este género fantástico, quien en
una de sus historias satíricas enuncia algo que ha quedado en la mente de
quienes gustan de esta temática. En parte de sus escritos dice que “un hombre
de baja estatura, completamente desnudo y hablando en una lengua extraña, le
dice que viene de otro planeta”, incluso se hace protagonista de sus cuentos al
ser un visitante de la Luna en donde queda prisionero ¿nace el concepto de la “abducción
extraterrestre”? Curioso, ¿verdad?
Cyrano de Bergerac (1619 - 1655).
No es necesario aludir al
protagonismo de aquel tiempo que tenían los libros e historietas en torno al
tema de seres extraterrestres, eran la “vedette” por esos años. Actualmente el
cine, conjuntamente con la televisión, vinieron a suplir – en parte-, a ese
papel amarillento y polvoriento, afortunadamente aun quedamos románticos
amantes de los libros. Para nadie es una sorpresa que la ciencia ficción nos
trajo “naves”, “pistolas de rayos láser” y uno que otro “ser invasor” dispuesto
a raptarse a cualquiera que se interponga en su camino. Tampoco podemos negar
que esas atrayentes historietas han generado un “colchón” cultural que ha
propiciado falsos avistamientos, abducciones y tipos de seres venidos desde
lejanas galaxias para llevarse algún recuerdo de su paso por este “golpeado”
planeta Tierra.
Tampoco podemos negar que ha
levantado "murallones" en torno al estudio ufológico, en este caso léase bajo la posibilidad
de seres extraterrestres, muros que algunos científicos no se atreven a pasar para
no caer en descréditos y ser el hazme reír de sus pares ¿A quien culpamos, al
autor o a los consumidores? No cabe duda
que es un tema imparable en donde, desde ambos lados, creyentes y escépticos,
se retuercen en argumentos para defender sus posturas como quien representa a algún
partido político. Que no se mal interprete la visión que hago de la ciencia
ficción, todo lo contrario, ya que ha fomentado ciertas ideas que se funden
para llevar adelante algunos pensamientos en torno a diversas temas que nos
atañen.
Hoy estamos frente a diversas
informaciones provenientes de la Astronomía, las cuales se basan en
descubrimientos de grupos de Exo - planetas y cuyos datos nos pueden señalar que
puede existir vida en ellos. En estos estudios es imprescindible la biología,
el ver como se ha gestado nuestra vida en la Tierra nos puede aclarar un poco más
el panorama. Recuerden que entre los años del 1500 y 1600 respectivamente, se creía que dejando
ropa sucia junto a algunas semillas, nacían ratones, una idea bastante
particular que propuso el belga, Jan B. Van Helmont. Actualmente esas
investigaciones nos parecen un chiste, pero que de alguna manera generó otros
estudios en los cuales se avanzó para entender el origen de los organismos. Entonces
¿qué pasaría si dejamos de lado la “carga cultural” con la que nos han bombardeado
por siglos, nos afectaría o sería de ayuda? Saque usted sus propias
conclusiones, querido amigo lector. De todas maneras le recuerdo que siempre es
necesario un “cable a tierra”, ya que tampoco podemos dejarnos llevar por esa
ansia de ver por fin esa prueba irrefutable.
El “desconectarnos” del mundanal ruido, nos hace
volver a ciertos aspectos olvidados, muchos de estos gracias a la rapidez que
llevamos en nuestras vidas. El consumismo, el individualismo, nos han provocado
que dejemos de levantar la cabeza y lo peor, el no pensar adecuadamente. Como sabe si la
respuesta que tanto buscamos no este tan lejana como creemos. Estamos advertidos.
Marcelo Moya S.
09-04-2019.
Fuentes:
Foto portada:Banco de Loiba, La Coruña, España.
Si desea conocer más sobre la antigua Grecia,acá un breve resumen:
Además si desea saber acerca de George Lemaître,puede leer un interesante sitio acá:http://georgeslemaitre.blogspot.com/2015/04/biografia-biography.html
Excelente reflexión amigo Marcelo. Saludos!!
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